lunes, 11 de abril de 2011

De jóvenes, Bandas y Tribus



CarIes Feixa





DE JÓVENES,
BANDAS Y TRIBUS









Antropología de la juventud
EDITORIAL ARIEL, S. A.
BARCELONA













cultura Libre
VI edición: marzo 1998
2.a edición: marzo 1999
© 1998, Caries Feixa Piimpols
Derechos exclusivos de edición en español
resen"ados para todo el mundo:
© 1998 Y 1999, Editorial Ariel, S. A.
Córcega, 270 . 08008 Barcelona
ISBN, 84-344-1176-8
Depósito legal, B. 12.828 . 1999
Impreso en España
1999. - Talleres HUROPE, S. L
lima, 3 bis - 08030 Barcelona

PREFACIO
Vivimos en una época efervescente. La «barbarización» está en el aire de los tiempos. Para decirlo en términos más clásicos, las grandes estructuras que habían conformado el vínculo social moderno están, cada vez más, saturadas. El contacto está hoy bien establecido. Fue precisamente para poner de relieve estos cambios por lo que, ya hace más de diez años, presté atención a este «tiempo de las tribus» que se perfilaba en nuestras sociedades. l Numerosos son los estudios en esta dirección que, sobre grupos musicales, deportivos, sexuales, religiosos, hacen resaltar el carácter tribal que reviste la posmodernidad naciente.
El trabajo de Carles Feixa se inscribe en esta perspectiva. Con precisión, erudición, sentido de la oportunidad y agudeza de análisis, su antropología de la juventud muestra bien el estrecho vínculo que existe entre las micro-agregaciones contemporáneas, la cultura juvenil y la postmodernidad. Pues es de la cultura de lo que se trata y Caries Feixa lo describe con notable precisión. Aunque se perciba en un estado naciente, o más bien porque se percibe en un estado naciente, es un síntoma de la socialidad venidera. La vida, en su aspecto estocástico, es una sucesión de ensayos-errores, cuya sorprendente coherencia solo se percibe a posteriori. El acto de conocimiento participa de una hermosa coherencia., Luego es preciso saber escapar de los dogmas teóricos establecidos y de otros catecismos bien pensantes, He dicho a menudo que el pensamiento debe ser elevado si quiere estar a la altura de! desafío que nos lanza este fin de siglo, y me parece que Carles Feixa, a través de las nociones de estilo, territorio, tribu, y otras metáforas del mismo orden, pone correctamente de relieve este «orgiasmo» que sobrepasa la concepción utilitaria o funcional que fue la marca de la modernidad,2 En suma, muestra bien que el vínculo social no es ya simplemente contractual, sino que en buena medida integra aquello que Max Weber llamaba lo «no-racional» y V. Pareto lo <<no-lógico»,

Las tribus posmodernas son «cementerios» para, una ética estética: la del afecto, la del sentimiento de pertenencia. Es posible que todo ello presida el alumbramiento de una nueva manera de «estar juntos». Es posible que se asista a la emergencia de un verdadero ideal comunitario. Es una hipótesis plausible, y el bello libro de Feixa apunta varios elementos en esta dirección.

MICHEL MAFFESOLI

Sorbonne, 12-II-98


















1. M. Maffesoli, Le Temps des tribus. 1986, trad. castellana El Tiempo de
la tribus, Icaria, Barcelona, 1990. Para sus aplicaciones, cf. los estudios realizados
en el CEAQ (Centre d'Études sur l'Actuel et le Quotidien, Université de
Paris S).
2. Me permito aquí remitir a mis libros. M. Maffesoli, De la orgfa (1982),
Ariel, Barcelona, 1996 y Elogio de la razón sensible (1996), Paidós. Barcelona
1997. '
PRESENTACIÓN
Nosotros somos el futuro.
Tu futuro de Carne y huesos.
THE SEX PISTOLS


En el principio fue el verbo de los Sex Pistols. Y el verbo se hizo música y la música se hizo carne y habitó entre nosotros. Todo sucedió en Londres, un caluroso verano de 1976. Meses atrás, las revistas musicales habían descubierto una banda rocanrolera que hacía una música estridente, sincopada, excéntrica. Se llamaban los Pistolas Sexuales y estarían liderados por dos muchachos con apodos igualmente provocativos: Johnny Rotten y Sid Vicious (el Podrido y el Vicioso). Su actitud insolente, sus canciones obscenas, sus atuendos desgarrados y sus sonidos arritmicos habían de componer un imaginario tan fascinante como repugnante, que pronto atrajo la atención de millares de jóvenes urbanos desempleados y de decenas de reporteros de periódicos amarillos, había nacido el  punk (literalmente: basura, porquería, mierda).
Tras la explosión estival de los Pistols, en los barrios sudoccidentales de Londres y en torno a King's Road, el nuevo estilo se empezó a extender como un reguero de pólvora.
Su estética grotesca, su ética nihilista reflejaban perfectamente (aunque fuera de manera distorsionada) los miedos sociales emergentes en Gran Bretaña a mediados de los setenta: recesión y desencanto, Dos años más tarde, tras su gira americana, los Sex Pistols anunciaron su disolución (el manager, Malcom McLaren, lo justificó diciendo que ya no podían romper moldes porque Se habían convertido en un «excelente grupo de rock & roll»), Pero al mismo tiempo que el punk como música languidecía, el punk como estética y como estilo de vida empezaba a difundirse universalmente: con los vientos de la crisis, la provocación como bandera, un atuendo espectacular y un sonido que recuperaba «la chispa rebelde del rack & roll», pronto surgieron punks en Milán,
Zagreb, Euskadi, Tokio, San Francisco y México D, F.
A finales de los setenta, unos años después de la explosión punk británico, Pablo, un chavo mexicano, escucha ,por primera vez a los Sex Pistols en la escuela donde estudia la secundaria, Apenas tiene diez años y vive en ciudad Nezahualcóyotl (más conocida como Neza York), uno de los mayores suburbios del área conurbana de la ciudad de México, Desde que murió su padre se siente triste y aspira a convertir su ira en acción. Hacia 1981, tras ver una pintada en su barrio, entra a formar parte de una de las bandas más famosa de su localidad: los Mierdas Punks (una de las acepciones de punk es precisamente «mierda»), Sus nuevos compañeros le rebautizan como  el Podrido (en parte, por su aspecto desaliñado y sucio, en parte por Su identificación can Johnny Rotten, el liderr de los Pistols), El nuevo estilo le va como anillo al dedo: expresa su amargura de vivir, le permite inventar su forma de vestir, le vincula a chavos de su edad y refleja directamente las duras condiciones de existencia de su barrio y de su clase, En esta primera etapa, el mensaje que se filtra es básicamente el de la autodestrucción: imitando a los Pistols, el Podrido va a los basureros a vestirse, se hace cortes en el cuerpo, se pelea con otras bandas en riñas violentas y se droga con cemento (simultáneamente, sobrevive con mil «chambas»: tragafuegos, camionero, obrero fabril, luchador enmascarado), Pero a mediados de la década se introducen otros lemas: anarquía, protesta y creación cultura gracias al Chopo, el mercado contracultural que cada semana reúne a la banda rocanrolera mexicana, se conecta con otra gente y empieza a escuchar otros sonidos: hardcore y punk radical vasco (La Polla Récords, Kortatu, Eskorbuto), Y le entra a la onda creativa: funzines, radios libres, videos, murales, poesías,
A principios de los ochenta, casi al mismo tiempo que Pablo se hace Mierda Punk en Neza, un Joven de dieciséis  años que llamaré Félix, residente en un barrio obrero de Lleída una ciudad media del interior de Cataluña, escucha en Radio 3 a La Polla Récords y se siente identificado con esa música electrizante que rezuma rebeldía y sinceridad, También vive sin su padre, está estudiando la secundaria  y empieza a preocuparse por el trabajo y por el paro: Pronto tiene el primer conflicto religioso con su madre: mientras a ella le gusta Estrellita Castro, él empieza a poner a toda pastilla a los Sex Pistols! Desde siempre ha formado parte de pandillas de barrio, se considera ácrata y contestatarioo, y le van las movidas alternativas (ha participado en fanzines, radios libres y se acaba de declarar objetor de conciencia). Además, siente pasión por el rock y en anteriores etapas de su vida se ha relacionado con hippies, con heavies y con skins. Como joven de clase obrera, experimenta en carne propia la amenaza de la crisis. Así que la ética y la estética del punk le van de perlas para conectar los puntos más oscuros de su «mutante» personalidad,
¿Por qué se encarnó el verbo de los Sex Pistols en el Landres del 76? ¿Por qué resonaba su eco en lugares como Neza, York y Lleída, cinco años después? ¿Qué oscuras galenas conectan personajes, músicas, ambientes, lugares y estilos tan alejados? Este ensayo versa sobre la cultura juvenil en general y sobre la cultura punk en particular, sobre sus articulaciones locales y sus conexiones transnacionales. La   perspectiva adoptada es un tanto singular: las autobiografías de dos jóvenes que, en un momento de sus vidas, se identificaron como punks, nos han servido de hilo conductor. Pero antes de llegar a ellos visitaremos otros testimonios juveniles distantes en el tiempo y en el espacio, tratando de esbozar el mapa de un país inexplorado: la antropología de la Juventud.
Este libro recoge diversos materiales producidos a lo largo de más de una década dedicada al estudio antropológico de la Juventud  urbana, Desde que decidí escoger como tema de mi tesis de licenciatura, en el lejano curso de 1985, un ensayo de etnología de la juventud en Lleida (muy a pesar de la opinión de algunos de mis profesores, que lo consideraban un tema «menor,), me he esforzado repetidamente en defender la legitimidad de explorar el planeta juvenil, La presentación de la citada tesina (1985), una corta y fructífera estancia en la Universitá degli Studi di Roma (1986), la elaboración de una tesis doctoral sobre la historia oral de las culturas juveniles en Cataluña (1990), y una intensa investigación de campo con bandas juveniles en el área metropolitana de México (1991), fueron los principales hitos de este viaje. Tras unos años de interludio, dedicados a resolver algunas cuestiones académicas más o menos gratificantes, dos recientes estancias en Berkeley (1996) y Paris (1997) me han permitido volver a poner el hilo en la aguja de mi cuaderno de viaje ciertamente, la escasez de literatura científica sobre la antropología de la juventud puede plantear algunas dudas sobre la relevancia de una aproximación de esta naturaleza, ¿tiene algo que aportar la antropología a la comprensión de la juventud? ¿Tiene algo que aportar el estudio de la juventud al desarrollo de la antropología? Dado el predominio de psicólogos y sociólogos en las investigaciones sobre la juventud y dado el predominio de otros intereses temáticos en la antropología contemporánea, uno puede estar tentado de contestar negativamente a ambas cuestiones, Sin embargo, las aproximaciones de antropólogos en este escenario son mucho más numerosas, y tienen una historia mucho más larga, de lo que parece a primera vista, Se olvida a menudo que uno de los libros más famosos de la antropología clásica tiene por objeto el estudio de la relación entre adolescencia,
sexualidad y cultura en una sociedad primitiva (Coming of Age in Samoa, de Margaret Mead, 1928), Y que una obra pionera de la antropología urbana está dedicada al fenómeno de las bandas juveniles en Boston (Sreel-Comer Society, de Willam Foote Whyte, 1943). Y también se olvida que una de las etnografías más influyentes en el debate reciente sobre la antropología posmoderna se centra en el universo cultural de un grupo de adolescentes británicos de clase obrera (Learning lo Labor, de Paul Willis, 1977). De hecho, la edad, la generación, los ritos de paso y el ciclo vital han sido siempre temas focales en el trabajo de campo de los antropólogos dedicados al estudio de las sociedades llamadas primitivas, aunque los académicos no siempre han sido capaces de darse cuenta de la importancia que estos aspectos continúan teniendo en las sociedades llamadas complejas.
Desde mi punto de vista, el objeto de una antropología de la juventud apunta a una doble dirección: en primer lugar al estudio de la construcción cultural de la Juventud (es decir, de las formas mediante las cuales cada sociedad modela las maneras de ser joven); en segundo lugar, al estudio de la construcción juvenil de la cultura (es decir, de las formas mediante las cuales los jóvenes participan en los procesos de creación y circulación culturales). El primer camino, mucho más trillado, se centra en el impacto de las instituciones adultas sobre el mundo juvenil, y puede conducir al estudio transcultural de la juventud y a la critica de las visiones etnocéntricas y ahistóricas que predominan en buena parte de la literatura académica sobre la misma. El segundo camino mucho menos explorado, se centra en la influencia del mundo juvenil sobre la sociedad en su conjunto, y conduce al estudio de las microculturas juveniles, entendidas como manifestación de la capacidad creativa y no solamente imitativa de los jóvenes. Ambas perspectivas están contempladas en este ensayo.
El libro, estructurado en siete capítulos, traza una especie de «guía de viaje» sobre la antropología de las culturas juveniles, que va de lo más general a lo más concreto, de lo teórico a lo etnográfico, de la historia social a las historias de vida, El primer capítulo plantea un recorrido transcultural por la noción de juventud, de los púberes de las sociedades primitivas a los post adolescentes del mundo contemporáneo. El segundo capítulo presenta algunos de los principales estilos  juveniles surgidos a lo largo del siglo xx, en relación con los modelos teóricos elaborados desde las ciencias sociales para interpretarlo., El tercer capítulo propone un modelo analítico para el estudio antropológico de las culturas Juveniles, que cristalizan en la metáfora del reloj de arena, Los dos siguientes capítulos, de carácter etnográfico" ilustran estas perspectivas teóricas con materiales fruto de investigaciones sobre el terreno realizadas en Cataluña Y en México, comparando las condiciones sociales y las imágenes culturales; de las tribus urbanas y de los chavos banda, El sexto capitulo relata la visita al planeta punk, a manera de introducción a las historias de vida de Félix Y de Pablo, dos jóvenes cuyo relato  oral sirve para ilustrar y replantear; desde una perspectiva microsocial, las formas y los contenidos de las culturas juveniles, y que constituyen los dos capítulos  que cierran el libro. Un glosario y un vocabulario pueden servir como diccionario de urgencias para el viajero-lector, que puede tener dificultades en comprender el esotérico lenguaje que se habla en estas galaxias. Algunos capítulos han sido editados con anterioridad en publicaciones de difícil acceso, o provienen de textos en catalán. Todos han sido revisados y reescritos para esta ocasión.
No  me gustaría acabar sin dejar constancia de mi agradecimiento a algunas instituciones y personas que han hecho posible la publicación de este ensayo. El Ayuntamiento de L1eida, la Secretaria General de Joventut de la Generalitat de
Catalunya y la Fundación Jaume Bofill financiaron diversas fases de la investigación; la Comissió Interdepartamental de Recerca I Innovació Tecnológica (CIRIT) me concedió una beca para hacer una estancia de nueve meses en México donde me acogió el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados en Antropología Social (ClESAS), completada posteriormente  con otra estancia en la Universidad de California en Berkeley, donde pude disfrutar de la amabilidad de Stanley Brandes; más recientemente, la Universidad de L1eida me otorgó otra ayuda para realizar una estancia en la Universidad de Pans V (Sorbona), respondiendo a una invitación del profesor Michel Maffesoli, donde acabé de preparar este manuscrito. Pepita y Carme Feixa, Jaume Esteban, Vincenzo Padiglione, Massimo Canevacci, Clara Gallini, Gérard Lutte, Richard Vinyes, Josepa Cucó, Dolores Juliano, Teresa San Román: Joan Josep Pujadas, Danielle Provansal, Encarnación Aguilar, Francisco Ferrándiz, Chun Caudens, Michelle de la Pradelle, Marc Augé y Ruben Olillen me brindaron su ayuda en diversas fases de la investigación; José Antonio Flores, Laura Hernández. Emmanuelle Lallement, Rossana Reguzl!o,. Jorge Cano, el E.T., Margarita, la Zappa, el Ardilla, el Colectivo Caótico y los Diablillos compartieron conmigo el descubrimiento de los chavos banda; mi mujer; Montserrat, no solo criticó la ultima versión del manuscrito, sino que me acompañó en buena parte del viaje (fue ella quien recogió uno de los relatos más estremecedores sobre las chavas banda). Mis estudiantes de antropología en la Universitat de Lleida, a lo largo de estos años, con quienes he compartido periódicas visitas a «antros» nocturnos, me han enseñado mucho sobre las nuevas tendencias de las culturas juveniles, aunque no siempre haya podido reflejar su influencia en el texto. En especial, quiero expresar mi deuda con Oriol Romaní, que desde el principio ha dirigido con libertad mis pasos en esta intrincada selva de los símbolos, con Joan Prat, que me animó a publicar el ensayo cuando ya lo habla guardado en el baúl de los recuerdos, y con Maritza Urteaga, mi cuate peruano-chilanga, que con gran generosidad y lucidez orientó mi viaje al interior de la banda y me mantuvo al tanto, desde la distancia, de la actualidad mexicana. Por supuesto, Félix y el Podrido no sólo me contaron sus vidas: también fueron y siguen siendo -ahora y con sus respectivas compañeras- entrañables amigos. Ambos pueden legítimamente considerarse coautores de este texto.

Al séptimo día, el Señor descansó y sid Vicious ascendió al purgatorio. Los Sex Pistols resucitaron ya maduros como hombres de negocios posmodernos (estuve a punto de verlos tocar en San Francisco, durante su revival mundial, y en mi última visita al Distrito Federal, donde debían haber actuado en septiembre del 96, aunque al final no acudieron a la cita). Nuevas generaciones punks surgieron en Lleida y en México (aunque sus vínculos con sus antecesores fueran más estéticos que éticos). Mientras tanto, Pablo y Félix se independizaron con sus parejas y atenuaron la rebeldía de su adolescencia. Antes de hacerlo, tuvieron ocasión de evocar conmigo sus días de juventud. Tal como me los contaron los he transcrito, para que el miedo al futuro no borre sus huellas, para que quede testimonio de sus vidas. De sus vidas de punk.

México, septiembre de 1996 - París, mayo de 1997


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